beber café cortado
a la hora justa cuando la tarde
empieza a despedirse
con la luz del crepúsculo
no preguntés
por qué
me gustaría nada más
que cada quien
eligiera un alguien
para conversar
sobre la vida, sus pasiones, los desamores
las esperanzas, lo que nos pica o no, el noticiero
y el obituario infelíz
que ahora
suele hacer compañía
a las noticias.
No sé, me parece
que necesitamos conversar más
sobre quiénes somos
escarbar dentro y presentarnos cada día
con nuestros descubrimientos oportunos
quizá poquito a poco
nos reconozcamos
mutuamente
como en la imagen
de un espejo.
Se me ocurre que un café cortado
puede ser una deliciosa invitación
a esta subversión íntima.
Lucía Morán
lunes, 5 de enero de 2009
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