Lo cotidiano
es una sopa de entrada
que pocas veces
conforma.
Sabemos
lo que eso implica.
Llegar con hambre a la vida
beber unos sorbos
de lo que está servido
porque forma parte del menú
o del contrato que supuestamente existe
y que promete
que si cumplimos esta parte
luego vendrá un plato central
y hasta postre.
Lo malo es que para nosotras
la sopa suele ser el todo
y atravesamos expectantes e insatisfechas
la vida
quedando en la encrucijada
día a día
de conformarnos o rebelarnos.
Francamente a mujeres como nosotras… no nos conforma la sopa.
Lucía Morán
domingo, 31 de agosto de 2008
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